Tarde
de juego 4-1 una apabullante victoria en el billar en lo que va de estos años,
todo el tiempo te acostumbras a perder pero cuando ganas se siente raro una desilusión
aborda tus sentidos y empieza la búsqueda de algo complicado que te haga sentir
un buen perdedor cuando lo empiezas a intentar; el otoño se llevó las
jacarandas y me hace esperar a que llegué la primavera para verlas de nuevo es
en donde pongo en práctica mi obstinada espera, es donde me mido para ver cuánto
aguanto y después sigo caminando, siete cervezas y solo me cobran tres pienso
algo debe andar jodidamente mal o chingonamente bien es extraño que la gente me
quiera de la nada, por lo regular me quieren fuera de su vida, fuera de algún
bar o lejos de su amistad, grosera, obstinada y exageradamente solitaria me
definen perfectamente y no veo razones sustentables para tomarme cariño y darme
su paciencia, segunda semana que me invitan a comer, cenar y en el mejor de
los casos al cine sigo sin entender , me debato entre hilos de oro y una
miseria real, miro al techo de vigas con albortantes colgando de la pared una
lámpara de escritorio ilumina una copa de cristal con vino francés me dispongo
a navegar entre la noche con un puñado de preguntas pendejas como si la miseria
es o no es para algunos la mediocridad de tener sin merecer, pienso que cuando salga de esos hilillos de plata
contaré los frijoles que me voy a comer, preguntas de ese tipo. Mañana iré al
fondo de la tierra y compraré un jugo de naranja justo cuando amanezca esa es
mi forma de contarme un cuento por la mañana después jugaré con el azar hasta
ganarle y al caer la noche me quedo callada para saber que un día mas todo está
perdido porque tuve miedo de empezar algo nuevo.
C.S.L.
(Imágen tomada de la web)
(Imágen tomada de la web)