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martes, 13 de noviembre de 2012

EL PRINCIPIO Y EL FIN DE UNA LOCURA HILARANTE


Tarde de juego 4-1 una apabullante victoria en el billar en lo que va de estos años, todo el tiempo te acostumbras a perder pero cuando ganas se siente raro una desilusión aborda tus sentidos y empieza la búsqueda de algo complicado que te haga sentir un buen perdedor cuando lo empiezas a intentar; el otoño se llevó las jacarandas y me hace esperar a que llegué la primavera para verlas de nuevo es en donde pongo en práctica mi obstinada espera, es donde me mido para ver cuánto aguanto y después sigo caminando, siete cervezas y solo me cobran tres pienso algo debe andar jodidamente mal o chingonamente bien es extraño que la gente me quiera de la nada, por lo regular me quieren fuera de su vida, fuera de algún bar o lejos de su amistad, grosera, obstinada y exageradamente solitaria me definen perfectamente y no veo razones sustentables para tomarme cariño y darme su paciencia, segunda  semana  que me invitan a comer, cenar y en el mejor de los casos al cine sigo sin entender , me debato entre hilos de oro y una miseria real, miro al techo de vigas con albortantes colgando de la pared una lámpara de escritorio ilumina una copa de cristal con vino francés me dispongo a navegar entre la noche con un puñado de preguntas pendejas como si la miseria es o no es para algunos la mediocridad de tener sin merecer,  pienso  que cuando salga de esos hilillos de plata contaré los frijoles que me voy a comer, preguntas de ese tipo. Mañana iré al fondo de la tierra y compraré un jugo de naranja justo cuando amanezca esa es mi forma de contarme un cuento por la mañana después jugaré con el azar hasta ganarle y al caer la noche me quedo callada para saber que un día mas todo está perdido porque tuve miedo de empezar algo nuevo.
 
C.S.L.

(Imágen tomada de la web)


sábado, 22 de enero de 2011

LA MUERTE TAMBIÉN SABE DE PALABRAS

Y así de grande fue el silencio que me perdí durante varios días
Le coloqué una soga a mis letras y las aventé en el acantilado



Alcancé a ver que no morían, que gritaban para ser rescatadas se fueron quedando poco a poco sin fuerza, era el momento exacto para darme la vuelta y regresar a casa no podían estar ellas ahí en mis adentros existiendo y quitándome fuerza, ya no serían armas suicidas en mis manos y en mis momentos de inquietud o en mis momentos de alegría, era la única forma de alejarme de ellas, en esos últimos minutos las veía morir (fue un momento difícil pero necesario) quería probar una realidad como la de cualquier otra persona, que no tuviera historias emigrando en su cabeza, personajes influyendo en una realidad ficticia o tener en la cocina un poema para el almuerzo, dormir con un monólogo en mi almohada, dar por sentado alguna cuestión política a la hora de la comida y volar con mis orgasmos literarios que me provocan ciertos autores; fue una imagen confusa ver que ya no estaría mas todo aquello que me hacía volar, me perdería de infusiones literarias en las mañanas y de latidos ensordecedores por la noche, era vivir o tratar de vivir en el intento, yo elegí vivir sin ellas vivir como lo hacen otras personas (las que tienen una familia “felíz” un desayuno caliente, una película los domingos, vacaciones, navidades con promesas todo lleno voluntad y deseo) llegue a casa con un luto eminente en la cara pero como buena mujer supe ocultar las razones y diría que durante el primer año las justificaciones fueron demasiado buenas, la carita de queda bien me quedaba chica y las ampollas de la mentira ya me dolían, los recuerdos del acantilado eran sangrantes y seguían traicionando la razón, la acumulación de historias ya buscaban otra memoria (la mía era incapaz de almacenar todo lo vivido ese año) entrando el año siguiente empecé a escribir mucho (sin que alguien lo supiera) y regrese a la rutina de los mensajes epistolares, a atascarme de literatura en verso libre (que tanto me gusta de algunos colegas) a sentirme tufo de filósofa en las noches (cuando no estabas) a tejer historias pero las redactaba en papelitos que fui guardando en cajones ocultos entre la ropa (hasta el día de hoy sigo encontrando fragmentos en algunos lugares de mi casa) ya no hubo más computadora porque esa la vendiste,lloré cuando supe que te la llevaste con mis cientos de poemas adentro que al igual que otra información todo se perdió, me bebí a sorbos cada momento que la luna me daba en la madrugada como un antídoto para el veneno de mis días (el veneno que se fabrica entre dos personas que ya no tienen nada que decirse) era el hedor de la incomprensión (sobre temas que no sabíamos que existían) era reírme del momento exacto en el que las personas le apostaban a mi inteligencia de los temas que emergían entorno a mi persona me reí de mi misma( y mucho) en ese momento te vi, tu tan bonito, tan bien vestido con toda tu originalidad de la que tanto hablabas (te sentí tan ajeno ) lo que hice fue ponerte frente a mí te atravesé el pecho con mi mano y te arranqué el corazón para hacerlo latir fue hasta ese momento que deseaba con todas mis fuerzas que suplicaras arrepentido indulgencias por haber perdido mis poemas, después de que pidieras ese tan anhelado perdón abrí las puertas anchas de mi vida para decirte: l a r g a t e



Después regresé para acostarme en mi cama a reírme de la vida que yo escogí vivir


Recordé el momento cuando coloqué la soga y me di cuenta que ya había muerto con mis letras.

IMÁGENES TOMADAS DE GOOGLE